Hemos nacido en el Tequendama Panxe a las faldas del antiquísimo Bosque de Niebla y en el borde caliente de la vieja frontera que solía dividir a los prósperos Muiscas de los fieros Panxes. Aunque los Panxes dieron la lucha, fueron derrotados y terminaron siendo exterminados y, la historia, tanto la real como la contada, se decidió en su contra: Hoy solo quedan algunos glifos y apenas siete palabras de su lengua.
En toda esta zona en la que la geografía parece viajar hacia el atardecer ellos dejaron una historia que podemos seguir a traves de los nombres de pueblo. Sabemos de una serie de personas que eran jefes panxes, que sus nombres se volvieron el nombre de estos pueblos y que a su vez esos pueblos tomaron su nombre, porque en todas las historias hay una ida y una vuelta y a veces parece que no somos diferentes del lugar que habitamos.
Así, AIMA es la palabra Panxe que viene a significar «Tierra de» que, para poner el ejemplo, en el caso de CALANDAIMA viene desde el pasado a decirnos que esa era la Tierra de Calán o algo así, aproximado, mirado de lejos. Juega a encontrar en nuestro mapa y ponle el aima a la Tierra de Anol, Toca, Nataga, Noca o Bitu y veras como hacemos memoria. A veces nuestra forma de permanecer es hacer que nuestro nombre sea la identidad de los que transformaron y sobrevivieron.
Como somos mezcla, nos dio por nombrarnos AÌMAMÍA, una palabra que suma lo que fuimos y en lo que nos convertimos: Un nombre mestizo, que también puede leerse al reves, para simbolizar el equilibrio que buscamos y promovemos.
Esta es AÌMAMÍA y significa “MI TIERRA”.
¡Nuestra propuesta es para que conozcas todo lo que hay aquí, nos permitas darte la bienvenida y, si te suena, nos ayudes a convertirla en NUESTRA TIERRA!
¿Te suena un cafecito con atardecer?